Cuidado con lo que publicas: Cada vez que publicamos algo en una red social perdemos el control sobre ese contenido. Aunque lo borremos, quedará como mínimo registrado en los servidores de la red social y cualquiera que lo haya visto puede haber hecho uso de esa información, ya sea difundiéndola o copiándola.
Cuida tu privacidad: Todas las redes sociales disponen de diferentes controles para proteger nuestra privacidad. Debemos aprender a utilizar y configurar adecuadamente las opciones de privacidad de nuestro perfil. De esta forma sólo tendrán acceso a nuestros datos las personas que establezcamos y reduciremos el riesgo de que pudiera ser utilizada con fines malintencionados.
Cuidado con los permisos de las aplicaciones: Existen multitud de juegos y aplicaciones disponibles en las redes sociales, algunos de ellos muy populares: Candy Crush Saga, Instagram, Farmville, etc. La mayoría están desarrollados por terceras empresas y que para poder utilizarlos, debemos aceptar ciertas condiciones y permisos de acceso a nuestro perfil que, en ocasiones, se activan simplemente pulsando el botón de “Jugar”.
Cuidado con los virus: Las redes sociales se han convertido en un foco importante de distribución de virus con el fin principal de robar información. Existen muchas formas de distribuir virus, pero el objetivo del delincuente es siempre el mismo: conseguir que pinchemos en un enlace que nos descargará un virus o nos llevará a una página web fraudulenta donde se nos solicitará que introduzcamos nuestro usuario y contraseña.
Cuida tu identidad digital: En las redes sociales tenemos mucha información personal, fotografías nuestras y de nuestros familiares, información sobre nuestros gustos... por lo que resulta un campo interesante para personas malintencionadas. Con tanta información al alcance, se pueden producir situaciones como el robo de identidad o la suplantación de identidad.
Actúa frente a los acosadores: Algunas personas utilizan las redes sociales para intimidar a otros usuarios mediante insultos, amenazas, fotos comprometidas o difusión de rumores falsos. También podemos ser víctimas de ciberacoso.
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